Este mozo,
apuesto y elegante, (hermoso terno, corbata bien anudada, sombrero
jipi y sorprendente reloj de pulsera) era, allá por los años 20 (s.
XX) el joven maestro de Alberguería: Serafín Anta
Carriba.
Nuestro
maestro había aprobado en unas oposiciones que solo superaron
18 concursantes. El era un aldeano procedente de Lamalonga,
inteligente, simpático y generoso. ¿Cómo no había de aprobar?.
Muchos años después, ya anciano, aseguraba que la plaza no le había
costado ningún jamón. Sería por eso que le adjudicaron la última
plaza, la 18ª. Quienes llegamos a conocerle estamos seguros de que
su exclusión hubiese resultado escandalosa. El bueno de Serafín tuvo
el detalle rumboso de organizar una fiesta para celebrar el éxito
con sus compañeros competidores.
D.
Serafín, en posesión de la medalla de Alfonso X el Sabio, aún
ejercía su magisterio en 1960, ahora en su Lamalonga natal. Jubilado
prematuramente, la salud arruinada por su dedicación generosa a su
tierra de A veiga, en cuantos servicios se le pedían, terminó sus
días en Madrid donde residía con sus hijos, en 1983.
La foto,
dedicada con su hermosa letra inglesa a sus "inolvidables amigos
Agustín, Gumersinda, Amancio y Manolo..." fue tomada en un rincón
del patio de la casa de estos, donde se hospedaba e incluso impartía
enseñanza extraescolar a mocitos inquietos, en horas nocturnas,
cuando no se conocía la luz eléctrica.
Gracias, Don
Serafín, por lo que dejó en Alberguería. (¿Sabrán en su pueblo natal
corresponderle de alguna manera?. Por ahora ni le hemos encontrado
en la red de redes, donde tiene sitio Lamalonga, que por cierto
cuenta con unos cuantos personajes, más de uno, con méritos
destacados para ser recordados o conocidos, cerca y lejos).
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