Apuntes históricos sobre A Veiga e polo tanto  Alberguería anos 1931-1959.   (Escribe Secundino Lorenzo)

Anexo 2 : Alfonso Ortega Prada. memorias.

Vovel a la página "O encoro do Umia" Saír.

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ALFONSO   ORTEGA   PRADA

"Memorias de un socialista perseguido  por el fascismo"

A Veiga (Ourense). 1936-1937

El libro: Alfonso Ortega Prada. Memorias

(Editorial.)

Biografía de Alfonso Ortega Prada.

(Breve biografía de Alfonso Ortega.)

Textos selecionados de las memorias.

Comentarios a las Memorias y algunos textos seleccionados

"A veiga, un desgarro en la memoria".

Comentario personal del libro por  Santiago Palmeiro.

 

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BIOGRAFÍA de ALFONSO ORTEGA PRADA

   

      Alfonso José Agustín Ortega Prada nació el 17 de mayo de 1902 en San Justo de Sanabria, Zamora, siendo el primogénito de siete hijos de los que dos morirían a temprana edad. Sus padres fueron José Ortega Pérez, de Cádavos en A Mezquita, y Resurrección Prada Alonso, de Sampil de Sanabria, en el ayuntamiento zamorano de Robleda.  Su abuela era de Alberguería.

     Alfonso estudió en la Escuela de Primeras Letras de As Ermidas y más tarde entraría en el Seminario de Astorga, donde completaría los estudios hasta la muerte de su padre, momento en el que abandona el centro educativo y será aquí donde nacerá su amistad con Clemente Vidal Fernández Lorenzo, futuro líder del PCE en los ayuntamientos de A Gudiña y de A Veiga . Una amistad, que terminará con el asesinato de Fernández Lorenzo a manos de falangistas de la bisbarra valdeorresa a finales de noviembre de 1936.

     El 26 de noviembre de 1926 Alfonso Ortega contrajo matrimonio con Generosa Lorenzo Escuredo en Matarrosa del Sil, en León, y de esa unión nacerán seis hijos. Trabaja en el Bierzo llevando el economato de una empresa carbonífera siendo trasladado a Madrid. En 1930 regresa a Galicia y se convierte en el representante comercial de la casa Licores Méndez de Ourense. Dos años más tarde termina la construcción de su casa en Xares, trasladándose a ella con toda su familia.

     Alfonso Ortega fue Secretario de la Sociedad Agraria de Xares, sociedad creada en 1931 y que estaba vinculada a la Federación Nacional de Trabajadores de la tierra e integrada en la UGT. Alfonso entra como secretario en 1933. Llegó a tener 800 afiliados cifra que aporta Alfonso Ortega pero contrastada más tarde por la Oficina de Investigación y Vigilancia. Posteriormente al entrar el Frente Popular en 1936, el tres de marzo de 1936 entra en la Gestora que llevará el Concello de A Veiga hasta el golpe militar del 18 de julio de ese año.

    Era un hombre culto e instruido, poseedor de una amplia biblioteca de la que se sentía especialmente orgulloso y que terminaría quemada por la barbarie fascista tras el inicio de la Guerra Civil. Ortega fue un socialista comprometido que vió en la llegada de la II República un tiempo de cambio y de esperanza. El alzamiento militar y la brutal represión hicieron que huyera al monte, evitándole una muerte segura y donde tras dos años de huida y tras adoptar una identidad falsa logró sobrevivir.

    En esos años lo acusaron de "rebelión militar" o "auxilio a la rebelión", los mismos sublevados contra el orden legal y constitucional. paradojas increibles de la vida.

   Para entonces, su casa había sido pasto de las llamas, su mujer había sufrido varias detenciones para que aclarara su paradero, y su vida estaba arrasada. Incluso su madre, Resurrección, fue expulsada de Xares por los falangistas.

   Disfrazado de jornalero anduvo por los pueblos lejos de Xares, como Vega de Cascallá, sobreviviendo como pudo, hasta que en 1943, instalado en Toral de los Vados, monta un aserradero.

   El día 3 de enero de 1944 cuando se dirige a Brañuelas, en el tren correo 421 que recorría Madrid-A Coruña encontrará la muerte en el accidente ferroviario más grave de la historia de España. El tren chocó dentro del túnel número 20 contra una locomotora. RENFE admitió 78 muertos y 75 heridos, pero algunos investigadores llegan a hablar de casi ochocientas víctimas mortales. La censura de la época minimizó una catástrofe donde la mayoría de los cuerpos quemados no pudieron ser identificados, entre ellos el suyo.

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   Alfonso Ortega Prada aparece citado en tres causas judiciales, fruto del levantamiento militar del 18 de julio de 1936. Por supuesto sus causas se derivan de su actividad republicana, , socialista y sindical. Estas causas se han podido ver con la apertura de los archivos militares en Ferrol. Ortega se encuentra en las tres en situación de rebeldía.

    La primera de ellas, la 1335/36 se inició el 16 de noviembre de 1936 y tuvo como juez instructor al Comandante Andrés Nieto. En ella se juzgan los hechos ocurridos el 23 de Julio en A Veiga, en el que aparecen procesador por delito de "rebelión militar", "por andar patrullando por las calles de A Veiga y cometiendo varios desmanes...." el cabecilla Alfonso Ortega, ex-oficial del Ayuntamiento del Frente Popular y dirigente y alma de la Sociedad Agraria... Entre otros aparecen Clemente Vidal Fernández Lorenzo "Jefe supremo del marxismo"....que fue muerto, en unión de otros varios al hacer frente a la fuerza en una batida por los montes".

    La segunda causa es la 160/37 de 3 de febrero de 1937, en ella aparecen Santiago Yáñez  de Xares por un delito de "auxilio a la rebelión" y Alfonso Ortega Prada "secretario de la titulada Sociedad Agraria de Xares, de filiación socialista, el cual capitaneó un grupo de personas armadas para oponerse al movimiento". El auto declara "su prisión incondicional y por desconocerse su paradero llámesele por requisitorioas. En las requisitorias se habla de la busca y captura ingresándolo en prisión. A Santiago le caen 12 años.

    La última causa judicial la 526/37, tuvo con juez instructor al Capitán de Infantería Manuel Toimil el 19 de abril de 1937 por los hechos acaecidos el 24 de julio de 1936 que hacen referencia a la ..."sustracción de ganado lanar en la sierra de Porto...."

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Algún documento ejemplo:

Documento de "declaración en rebeldía" de Alfbnso Prada y otros compañeros.

Nota: por supuesto si la editorial LUIS TILDE FUNDACIÓN considera que no debo transcribir estos documentos, en esta página web, no tiene más que escribirme a este email y rápidamente serán retirados los mismos.

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ALGUNOS TEXTOS DE LAS MEMORIAS

Dedicatoria

Estas memorias van dedicadas en primer lugar a mi esposa y a mis hijos, a la noble compañera que, con corazón y valentía sin igual, ha sabido compartir las penalidades de mi persecución, y a las inocentes criaturas que, sin más delito que su misma inocencia, están sufriendo las penalidades del destierro.

Y, después, a los queridos compañeros que han caído asesinados por las pistolas fascistas tras sufrir los más horribles tormentos.

Simplemente pondré tres relatos de sus memorias que se componen de 23 relatos, no se trata de copiar el libro,  comentando que todas ellos me parecen un documento maravilloso y que en lineas generales, por supuesto tienen algún error que me parece lógicos (en asuntos o sucesos que no le ocurren al propio Alfonso Ortega y que cuenta en sus memorias),  se ajusta a la realidad, cosa que no me extraña dada la personalidad de Alfonso Ortega Prada.

Felicitar a la Fundación Luis Tilde por la altura y la categoria de las notas, son sensacionales y se ajustan a las fuentes exactamente. Enhorabuena a Pilar Ortega y Fco. Javier Redondo.

Los relatos están escogidos de tal manera que podamos cotejar con la historia contada en el texto general 1931-1958, del que este trabajo es un anexo. Concretamente los Antecedentes de A Veiga y que pasó El día del alzamiento y posteriores. El capítulo Comienza la Represión es cruel, muy cruel y pone los pelos de punta... Para mi es el punto central de estas sensacionales memorias.

Sabemos que Alfonso Ortega entró en la Asociación Agraria de Xares en el año 1933 como Secretario. Entre ese año y 1936 se hicieron muchas cosas en esa Asociación (camino Alto Cobelo-Xares, carretera Viana-Veiga, Plan de reforma agraria para el monte Acebedo, médico y Farmacia para Xares, etc). La Asociación Agraria llegó a tener 800 afiliados. En el momento del alzamiento de Franco, 18 de julio de 1936, Alfonso Ortega estaba de Secretario en el Ayuntamiento de  A Veiga, ya que el gobernador, al ganar el Frente Popular,  ordenó que se formase una nueva gestora, cuenta Alfonso Ortega que  (...)Alfonso Ortega sustituyó a Francisco Rguez.. Fariñas, hijo del "Pepe de los Líos" al que se le abre expediente por falsificación de documento público, usurpación de fondos, coacción en la campaña electoral y desafección al Régimen (...). Según, repito, Alfonso Ortega  (...) la antigua corporación estaba totalmente embrollada que eran necesarios varios meses para poder poner en limpio la labor de fiscalización que se estaba llevando a cabo, pero a primera vista aparecieron desfalcos de 30 o 40 mil pesetas que nadie justificaba y que podían dar mucho juego para las responsabilidades de la corporación anterior que, algún día, tendría que responder de su gestión (...).

Mi enhorabuena  a la familia de Alfonso Ortega Prada por sacar estas memorias a la luz pública, también mis condolencias por las que tuvieron que pasar;  opino como Santiago Palmeiro en el escrito que podeis leer en este mismo trabajo "A veiga, un desgarro en la memoria"  (...) la sugerencia genérica de los historiadores en el sentido de que no hay que tener miedo ni recelo a conocer estos episodios, ni el papel de sus protagonistas, ni tantos detalles como sea posible, parece oportuna. Porque es cierto que conocerlos ayudará a impedir que se repitan. (...)

 

Nota: por supuesto si la editorial LUIS TILDE FUNDACIÓN considera que no debo poner  estos relatos, en esta página web, no tiene más que escribirme a este email y rápidamente serán retirados los mismos.

 

TEXTOS COPIADOS "AL PIE DE LA LETRA" DE LAS MEMORIAS.

Memorias de Alfonso Ortega prada

 

Alfonso Ortega Prada

(...) LOS INICIOS: A VEIGA, OURENSE

   Voy a empezar a escribir estos recuerdos después de diez y nueve meses de haber estallado en España la sublevación fascista, y cuando mi corazón abatido y minado por tantas angustias y emociones parece insensible al dolor y a la desgracia.

   En el transcurso de estas lineas voy a intentar recoger todos los acontecimientos de importancia  que durante este tiempo me han ocurrido y que, cual hoja que lleva el viento, me han zarandeado de un lado para otro, huyendo siempre a la muerte que constantemente me acecha.

   ¿Venceré en esta fantástica lucha?. No lo sé. La fatalidad puede en cualquier momento atravesarse en el camino que el destino me va trazando y, entonces, ¿quien prevé lo que podrá ocurrir?.

   En primer lugar, creo necesario hacer referencia a la situación económica y política del ayuntamiento de la Vega (2) con anterioridad al 18 de julio de 1936, lo cual voy hacer a grandes rasgos para que las personas que me lean puedan hacer un juicio desapasionado de los acontecimientos que más adelante he de narrar.

   El Ayuntamiento de La Vega (3), perdido en las estribaciones de la Sierra de la Culebra, sin vías de comunicación de ningún género y muy alejado de la cabecera del partido judicial y el más distante de la capital de la provincia(4), vivía desde tiempo inmemorial sometido servilmente al despotismo de tre o cuatro familias, en cuyas manos estaban, además del dinero y la fortuna, la administración municipal, la justicia y la beneficiencia.

  Muerto D. Tiberio de Corzos, quedaron como jefes políticos efectivos el médico de Meda, Rómulo Carracedo, el también médico de La Vega, Marcelino Prada, y el tristemente célebre "Pepe de los Líos" (5).

  Este sujeto, nacido de padres muy pobres y sin haber recibido más instrucción que los rudimentos de primera enseñanza, empezó como defensor, enredador y mediador de pleitos, llegando a adquirir tal fama que a los pocos años no se solucionaba ningún asunto en el juzgado municipal sin su intervención e influencia. Poco a poco fue medrando su fortuna y con sus chanchullos y marrullerías, falsificando firmas, haciendo desaparecer documentos y buscando testigos falsos, logró apoderarse de algunas haciendas importantes, acrecentando cada vez más su capital a costa de dejar en la más espantosa miseria a muchas familias honradas.

  Por este tiempo es cuando el público empieza a llamarle el significativo nombre de "Pepe de los líos". Hombre astuto, adulador y meloso, logró ejercer una influencia decisiva en el juzgado de instrucción y en la Audiencia de Orense.

  Al advenimiento de la dictadura de Primo de Rivera (6) y en combinación con Rómulo Carracedo, logró destituir al entonces Secretario del Ayuntamiento, Santiago Álvarez, y desde ese momento todas las riendas de la administración municipal quedaron en sus  manos: colocó a su hijo Luis en la alcaldía, a Paquito (7) como Oficial 1ª del Ayuntamiento, a su mujer como comadrona municipal, montó una farmacia para explotar la beneficiencia, dio a otro hijo la depositaría de fondos municipales y, de esta manera, todos los ingresos y prebendas fueron exclusivos de su casa.

 A partir de esa fecha "los Líos" son los amos de todo. El secretario municipal es en sus manos un muñeco sin voluntad propia y los médicos no son más que figurones al lado del verdadero director político que es "Pepe de los Líos".

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Las notas se deben a Pilar Ortega González y Francisco Xavier Redondo Abal.

2  A Veiga, Ayuntamiento de la Provincia de Ourense, limita al norte  con los ayuntamientos de O Barco, Carballeda y Petín, al sur con el de Viana do Bolo, al este por la provincia de Zamora y al oeste por el Ayuntamiento de O Bolo. Con una extensión de 291 km cuadrados, contaba con 6.742 habitantes, según el censo de 1930. En la actualidad apenas supera los 1.300 (padrón de 2004). Pertenece al partido judicial de Valdeorras.

3  Comprende

 las parroquias siguientes: Baños, Candeda, Carracedo, Casdenodres, Castromao, Castromarigo, Corexido, Corzos, Curra, edreira, Espiño, Lamalonga, Meda. Meixide, Prada, Prado, Pradolongo, A Ponte, Requeixo, Riomao, San Fiz, San Lorenzo, Santa Cristina, Seoane, Valdín, A Veiga, Vilaboa y Xares.

Aquí echo de menos a Alberguería, es un fallo de los autores de las notas.

4  En concreto, A Veiga dista de ourense 137 km.

5  Su verdadera identidad era José Rodríguez García, propietario derechista y antiguo alcalde de A veiga.

6 El 12 de setiembre de 1923 el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, se alza contra el gobierno liberal de Garcia prieto y proclama el estado de guerra. Su dictadura acabará el 28 de enero de 1930, día en que Primo de Rivera presenta su dimisión e inicia el exilio francés.

7 Era otro de sus hijos, llamado francisco Rodríguez Fariñas, con el tiempo segundo Jefe de Falanxe Española de la zona. (...)

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Alfonso Ortega Prada

(...) EL GOLPE DE ESTADO.

   Así las cosas llegaba el 17 de julio (36). Yo después de haber estado varios meses enfermo en cama, bajaba ese día a incorporarme de nuevo al trabajo. Ese día tuvimos las primeras noticias del levantamiento de Franco con las tropas de África. El 18  no tuvimos noticia alguna y el 19 era llamado urgentemente a Orense por el gobernador (37) el alcalde de la Vega, y ese mismo día se recibía orden circular de mantener el orden a toda costa, detener a los elementos fascistas y recoger las armas (38). La Guardia Civil se decía colaboraba con el gobierno.

   El 20 seguíamos sin noticias. No venía la prensa ni circulaban los trenes: la situación se agravaba por momentos.

   El 21 decidimos, tras largas deliberaciones, recoger las armas tanto a derechas como a izquierdas y luego obrar según aconsejasen las circunstancias. La Guardia Civil había sido concentrada. La del puesto de La Vega había sido llevada  a Gudiña y se decía que seguía adicta al Gobierno.

  El 22 supimos que había sido detenido el gobernador de Orense (39) y todos los elementos destacados de izquierdas y que había sido declarado el estado de guerra en la provincia (40). Los ánimos  estaban excitadísimos: todos pedían armas y querían a toda costa resistir y defenderse.

   El 23 formábamos un Comité de defensa compuesto por Vidal, por el Partido Comunista, Pepe Lameiro por el Frente Popular, y yo por el Partido Socialista (41). Acto continuo, se repartieron las pocas armas de que disponíamos: unas 50 escopetas y unos 12 cartuchos para cada una.

   Llegaban noticias de que en el Padornelo, Gudiña (42), Barco, Ponferrada, etc., los obreros se defendían y luchaban. Aquí no queríamos ser menos: se concentró la genete en la Vega, se organizó lo mejor que pudo, se montaron guardia en varios sitios y tal vez un poco alegre e inconscientemente, a esperar acontecimientos.

  El 24 ocurría un hecho doloroso cuando un grupo compuesto por muchachos del pueblo de Corzos (43) hacía guardia en el puente de Castromao. Acertó a pasar por allí "Pepe de los Líos", que al parecer se dirigía a Viana con el fin de avisar a las fuerzas facciosas. Uno de los del grupo, a cuyo padre había arruinado "El Líos", al ver cruzar a este le mató de un tiro (44). Yo reproché acertadamente este hecho, pues, aunque este individuo mereciese nuestro odio y nuestro desprecio, no entreba en nuestros métodos asesinar a nadie y menos a un anciano indefenso.

  El pueblo de La Vega, donde estábamos con nuestra gente, nos era completamente hostil; yo sabía que en caso de llegar las fuerzas y entablarse alguna refriega seriamos ametrallados por la espalda.

  El 24 ya de noche, un disparo hecho sin saber por quien hería de gravedad a uno de nuestros camaradas.

  El 25 a las 6 de la mañana recibí yo una confidencia según la cual a eso de las tres de la madrugada había salido de Viana, con buen armamento y una ametralladora, 30 guardias civiles y algunos falangistas con el fin de batirnos. Así se lo comuniqué a Vidal y demás compañeros. Los momentos eran críticos y no había tiempo que perder. 50 escopetas de caza con escasas municiones no podían resistir a 30 guardias civiles bien pertrechados. Yo aconsejé evacuar la vega y dirigirnos a Jares (45). Aquel era pueblo amigo y allí acordaríamos lo que se debía hacer.

  Acto continuo procedíamos a la evacuación y cuando 20 minutos más tarde nos encontrábamos encima del Toral, y como a unos cien metros del pueblo de la Vega nos hacían los guardias, que venían al otro lado del río, bajando las chairas, la primera descarga cerrada desde una distancia de 1500 metros. Las balas pasaban silbando y nuestra réplica era imposible: nuestras escopetas podrían alcanzar 200 metros escasamente.

  Ordenamos disolverse en grupos pequeños, irse concentrando en Jares o marchar a sus casas lo que así lo deseasen.

  Yo llegaba a Jares a las tres de la tarde. Para esa hora ya habían llegado muchos grupos y el pueblo hervía como unagran caldera a todo vapor. Las mujeres y los viejos se mostraban indignados:

                      -Aquí los esperamos, a ver quien entra en este pueblo. Si no hay fusiles, hay hoces y guadañas.

Estas eran las expresiones que se oían por doquier. Hasta el traído y el pérfido Sanjuán decía:

                       -Todos debemos morir antes que dejarles entrar en el pueblo. Desde aquí -decía- barremos a todos los  que vengan...

    Mientras tanto, seguían llegando grupos de hombres a Jares. A la postura del sol, Vidal dirigió la palabra al pueblo aconsejando calma y serenidad. Yo, en compañía de Florencio y José Félix (46), había recorrido todas las entradas del pueblo y habíamos organizado la resistencia, mientras otros preparaban bombas de mano y revisaban las armas. Se habían logrado reunir, además de las escopetas, unas 30 pistolas (47), que dentro del pueblo constituían un arma preciosa. Desde luego si se atrevían a venir los facciosos el choque sería sangriento: ellos llevaban la peor parte en una lucha dentro de un pueblo como este.

  Ya oscurecido y cuando estaba yo conferenciando con el médico recibí un aviso urgente y me dirigía a la plaza. Uno de los jóvenes más valientes y decididos, Benigno Lameiro (48), proponía que abandonásemos el pueblo, pues si la guerra duraba muchos días la resistencia sería un crimen y un suicidio estéril: quemarían el pueblo y al fin tendríamos que huir abandonando a su suerte a las mujeres y los niños. Cuando yo llegué muchos se inclinaban por lo que proponía. Yo, una vez consultado, nada tenía que oponer, ni era realmente justo ni humano sacrificar muchas vidas inocentes que seguramente tendrían que perecer.

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Las notas se deben a Pilar Ortega González y Francisco Xavier Redondo Abal.

36  De ahora en adelante es fundamental la consulta del libro de Julio Prada titulado Ourense 1936-39 alzamiento, guerra e represión., también la de Félix García Yáñez o Barco e a terra de Valdeorras na II República.A Veiga,

37   Gonzalo Martín ;arch, de Izquierda republicana.

38    Lo cierto fue, como afirma Julio Prada, que el alcalde no pudo ser recibido por el Gobernador Civil, dado el clima de caos reinante. En su lugar lo hizo Fructuoso Manrique, que "le ordenó desarmar a los derechistas y movilizar a la gente en prevision de cualquier eventualidad"

39     El 20 de julio fue detenido en su despacho el gobernador Gonzalo martín March por el Teniente Coronel Luis Soto Rguez, Comandante Militar y Jefe de la zona de reclutamiento de Ourense. Acontece entonces algo verdaderamente inesperado: el citado Luis Soto ordena la puesta en libertad del gobernador que parte hacia Pontevedra, donde había sido profesor de instituto y donde tenía su domicilio. Nuevamente detenido, ya en la ciudad del Lérez, el 27 de julio, es juzgado en consejo de guerra Martín March fue condenado a la máxima pena y fusilado el 17 de septiembre de 1936. Contaba treinta y nueve años y dejaba viuda y tres hijos.

40     El mismo día 20 se leyó en la ciudad de Ourense. a las 14:00 horas.

41     Fernandez Lorenzo, Ortega y Lameiro ocuparán los cargos de presidente, secretario y suplente respectivamente del comité Revolucionario, al que el alcalde de A Veiga, Manuel Rguez. garcía cede los poderes del Ayuntamiento según el acta del día 21 de julio de 1936

42     En A Gudiña se libró la última resistencia contra el golpe militar en Ourense: dirigida por un sargento de carabineros y con los trabajadores de la linea férrea Ourense-Zamora, todo acabó cuando una semana después los milicianos liderados por el alcalde Felicísimo Pérez Ortega (primo de Alfonso Ortega Prada) se retiraron hacia Ponferrada

43     Corzos, parroquia del ayuntamiento de A Veiga.

44    El que fuera alcalde de A Veiga, José Rguez. García, se dirigía en realidad a Pradolongo con la intención de esconderse en la casa de unos familiares ante la posibilidad de sufrir alguna represalia. Detenido en las proximidades de Viana do Bolo, fue asesinado de dos disparos. El párroco de Meda, José Manuel Barco Herrero, exculparía de esta muerte a Ortega y al resto del comité revolucionario afirmando que el grupo de Corzos "no tenía instrucciones de ningún género del comité dirigente de La Vega ni del resto de la masa con respeto a este asesinato". Prada Rguez.

45    Efectivamente las instrucciones del Comité de la Veiga aconsejan la retirada de los resistentes y al mismo tiempo se producen las requisas en las parroquias de Valdín y Seoane.

46    Los hermanos Florencio y José Félix Lorenzo nacieron en Xares en 1894 y 1918 respectivamente. El mayor, Florencio era tesorero de la Sociedad Agraria. escapó al monte el 2 de diciembre de 1936 al saberse perseguido por la Guardia Civil y los falangistas. Presentado en septiembre de 1937, estuvo preso en la Torre de Viana do Bolo y en la cárcel de Celanova. En 1939 fue juzgado por "auxilio de rebelión" y condenado a 12 años de prisión, José, campesino como su hermano y también militante de la Sociedad Agraria, fue asesinado en Xares, apareciendo su cuerpo el 25 de mayo de 1937.

47     Entre las requisas llevadas a cabo en Xares figura la escopeta del párroco Rogelio Fernández Pérez, asi como cerca de cincuenta carneros y ovejas, perteneciente a los hermanos Delgado Blanco, residentes en Madrid.

48     Benigno Romero Lameiro, labrador de A Veiga, era primo de José Lameiro Bermúdez, miembro del Comité Revolucionario de A Veiga.(...)

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Alfonso Ortega Prada

(...) COMIENZA LA REPRESIÓN.

   Mi casa era la primera en sufrir la acometida. Llegaron a ella en avalancha y, como se traba de tomarla, haciendo un sinfín de disparos y después de forzar las puertas, se precipitaban en el interior dando rugidos de fieras y empezaban la destrucción y el saqueo: toda la loza, servicio de mesa y cocina era hecho añicos; las camas, las mesas, las sillas y los aparadores saltaban en astillas; y mis libros, mis queridos libros, y mis papeles y documentos alimentaban una gran hoguera a la misma puerta de la casa. Mientras, otros se dedicaban a cazar a tiros mis gallinas y todos, por último, se apropiaban de aquellos objetos de valor que podían trasportarse con facilidad.

  Momentos más tarde seguían igual suerte muchas casas: la del médico, la de Manuel Álvarez, la de francisco Prieto (51) y otros, y en todos la obra de brutalidad y latrocinio llegaba al grado sumo de exageración.

  Mientras tanto, la gente del pueblo que no había huído oía, llena de pavor y espanto, los gritos de odio y los insultos de aquella manada de salvajes. Se destruía y se robaba por el solo gusto de hacer daño y de satisfacer sus bajos instintos salvajes.

  En casa del médico (52), además de destruir sus muebles y quemar su biblioteca , le destruían todo el instrumental quirúrgico y le robaban todas sus ropas. La farmacia quedo convertida en un montón de cajas deshechas y vidrios rotos, además de robar muchos artículos sobre todo de perfumería.

  A Manuel Álvarez, además de robarle dinero, alhajas y jamones, abrían las llaves a las cubas y dejaban que el vino se derramase.

   A Domingo Vázquez  también le destruían todo y desde un balcón de bastante altura arrojaban a la calle, donde se destrozaron, una máquina de coser y un reloj de pared.

   A Francisco prieto le hacían añicos todos los cristales de la galería de su casa y le robaban los trajes y anillos y pulseras de mucho valor.

   Miguel Blanco, Florencio Félix, José Félix y otros fueron al igual despojados de muchas cosas después de destruir todo lo que les parecía.

   El domicilio social de la Asociación también recibió los invites de la furia: deshecha la puerta a golpes de hacha, penetraban en su interior y destruían el mobiliario y con todos los papeles y libros que hallaron hicieron una gran hoguera.

   Imposible sería dar un detalle completo de los atropellos, robos e iniquidades cometidas por aquella horda salvaje aquel trágico día 30 de julio en el pueblo de Jares. Solo quiero hacer constar que entre los energúmenos abundaban médicos, maestros, abogados, comerciantes y los curas, así como los representantes de las familias más ricas y "honradas" no solo del municipio de la Vega, sino de Viana y Barco de Valdeorras. Y dicen que vienen defendiendo el orden y la justicia. Y traen el pecho plagado de medallas y cristos.

Después de los acontecimientos que acabo de narrar, la persecución seguía en aumento. Todos los días, en grupos de 10 a 20 hombres llegaban a unos u otros pueblos y en las casas de aquellos que hubiesen cometido el terrible delito de votar la candidatura de izquierdas se daban escenas como las antes descritas.

   La desmoralización y el desconcierto en los elementos de izquierdas era completo. Retirados todos los aparatos de radio, sin prensa, sin jefes e instaurado el régimen de terror más brutal que hayan registrado los siglos, ya nada podía esperarse, El pánico se había apoderado de todos y cada uno pensaba en salvar su vida. Poco a poco, los montes y las sierras iban poblándose de hombres que disputaban su guarida a las fieras (53).

   Yo, en compañía de mi esposa (54), decidí marcharme a Valdeorras y pasar unos días en casa de unos amigos. En efecto, el día 5 de agosto llegábamos a dicha casa, donde éramos recibidos con todo cariño.

   Durante los días que permanecimos allí yo recibía frecuentes noticias y leía todos los días la prensa, noticias muy exageradas y a veces contradictorias que no hacían más que desorientarme y aumentar mi angustia, angustia que era constante por las nuevas que tenía de muchos compañeros: en La Gudiña, en Viana, en Villamarín en el Barco caían diariamente muchos compañeros y amigos íntimos después de ser brutalmente maltratados.

  La persecución crecía y se extendía cada vez más: a las capitales, a las villas, a los pueblos grandes, a los chicos, a los medianos y hasta a los míseros caseríos de la Sierra llegaba la ola de terror. Muertes y más muertes, sangre de españoles derramada por españoles, odio, vileza y vergüenza por doquier. ¿Donde están el honor y la honradez?. ¿Donde la sagrada hermandad de la sangre que corre por nuestras venas?.

 Parece imposible que un pueblo haya podido caer tan bajo, se resiste uno a creerlo. Pero es cierto. Es trágico y dolorosamente cierto.

  Y la traición. también la traición ha sido norma de esta hora en España. Muchos, y muchos que se decían de izquierdas, que eran comunistas, socialistas y cosas por el estilo, visten ahora camisa azul y se dedican, formando parte de la gran cuadrilla de asesinos, a dar caza y a liquidar a sus hermanos,. Verdad terrible, pero verdad al fin. (55).

  Unos se han vendido por un pedazo de pan, de pan amasado con la sangre y las lágrimas de sus hermanos; otros por miedo, por miedo a perder  una vida que ya siempre tendrán que arrastrar bajo el signo de la ignominia. Pero unos y otros son nuestros peores enemigos: ellos nos perseguirán con más saña que los que siempre estuvieron en contra nuestra.

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Las notas se deben a Pilar Ortega González y Francisco Xavier Redondo Abal.

51  Manuel Álvarez, de Corzos, acabó entregándose a las nuevas autoridades, junto con sus hermanos Dario y Luciano, Francisco Prieto Bruña, ya mencionado de Xares, fue concejal del Frente Popular y calificado por los sublevados como "comunista y presidente del comité rojo" García Yañez. Ob. cit.

52  Se refiere Ortega al médico de la Sociedad Agraria de Xares, Antonio Veiga Ferreiro.

53  Son interesantes estas afirmaciones que hace Ortega pensemos en las fechas en que fueron escritas (inicios de 1938). ya entonces parece constatarse el goteo no interrumpido de huidos y su única ambición a medida que transcurre el tiempo: salvar la vida ante la  persecución y el terror de las nuevas autoridades. Esta situación no culminará hasta el fin de la guerra y continuará más allá.

54   Con excepción de la dedicatoria, por primera vez aparece la figura de la mujer de Ortega: Generosa Lorenzo Escuredo (Requeixo, 1903 - Posada del Bierzo 1966) con la que se casará en 1926. Vivirá otro calvario paralelo al de su marido: éste huído, en esta fechas con cinco hijos, vigilancia constante y llamadas reiteradas al cuartelillo de la Guardia civil.

55    Ortega está pensando, probablemente, en el antiguo secretario de la Asociación Agraria De Xares, Francisco Sanjuán, sobre cuya trayectoria ya se habló en páginas anteriores: con protitud Sanjuán apareció con la camisa azul a la que hace referencia ortega, y destacó como uno de los mayores perseguidores de sus antiguos compañeros socialistas. Sanjuán obligará al exilio interior a la madre de Ortega, Rsureción Prada Alonso, que tuvo que regresar a Sampil de Sanabria, Zamora. (...)

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Las memorias rematan con una imagen dolorosa para toda la comarca de A Veiga y Valdeorras:

El puente del Bibei. "El puente del miedo" que dice Alfonso Ortega Prada.

Alfonso Ortega Prada

(...) Puente Vivey, puente altivo, tus piedras se habrán conmovido al contemplar esta escena horripilante y al chocar de los cráneos machacados sobre tus muros. Y las aguas que pasan bajo tus arcos deberán quemar las tierras que riegan. Aguas teñidas con sangre inocente y noble, y hasta con sangre de mujer, pues en tu cauce cayó el cuerpo de la maestra de San Mamed, llamada la "comunista", después de sacarle los ojos en vida(...)

 

Nota: Junto al puente del Bibei, los lugares elegidos para los "paseos" en la comarca de Valdeorras fueron las cunetas de Vandís, el alto del Covelo, la devesa de Médua de Sobradelo y las cunetas del Barco. Garcia Yáñez.

La maestra que dice Alfonso Ortega, no lo es tal, ese día fueron paseadas treinta personas entre ellas Anunciación Casado Atanes que no era maestra si no labradora. Se la conocía como Anuncia y como "pasionaria".

Hubo en la provincia otros "parajes" tristemente célebres como: el alto del Furriolo, el Cumial, el Puente de Castrelo y otros muchos... La barbarie fue indigna y escalofriante.

Me sumo a la frase de Alfonso Ortega Prada:

Alfonso Ortega Prada

(...) parece imposible que un pueblo haya podido caer tan bajo, se resiste uno a creerlo. Pero es cierto. Es trágico y dolorosamente cierto.(...)

 

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A VEIGA: UN DESGARRO EN LA MEMORIA.

Santiago Palmeiro

Lo que sigue es  un resumen del libro y que incluye, al final,  un comentario de Santiago Palmeiro

A veiga, un desgarro en la memoria

Imposible para un veigués no decir nada ante las estremecedoras memorias de Alfonso Ortega Prada, el que fuera oficial de primera del Ayuntamiento de A Veiga (escribiente) entre febrero y julio de 1936, y secretario de la Sociedad Agraria de Xares, que en sus recuerdos publicados arroja luces, sombras y, sobre todo, una grandísima tristeza sobre la historia del municipio en aquellos días. Los sucesos que tantas veces contaron nuestros abuelos y padres cobran una fuerza extraordinaria en boca del que fue uno de sus principales protagonistas: “Parece imposible que un pueblo haya podido caer tan bajo, se resiste uno a creerlo. Pero es cierto. Es cierto y dolorosamente cierto”, dice él mismo.

El asesinato en el puente de Castromao del anciano alcalde de A Veiga , el derechista de Acción Popular (AP) José Rodríguez García, ‘Pepe dos Líos’, a manos del “grupo de Corzos” cuando el 24 de julio de 1936 se dirigía a Pradolongo para alojarse en casa de unos familiares; el de Vidal (Clemente Vidal Fernández Lorenzo, Corzos, 1901) secretario del ayuntamiento y del comité local de Izquierda Republicana (IR), considerado jefe supremo del marxismo local, abatido en el monte en noviembre de 1936; el de Camilo Palmeiro Fernández, maestro de Corzos, nacido en Alberguería, fusilado en el Puente Bibei el 13 de agosto; el de Pepe Lameiro Bermúdez, miembro del comité revolucionario de A Veiga, cercado y abatido en la puerta de su casa a mediados de septiembre de 1936 y la simultánea ‘huida a tiros’ de su primo, Benigno Romero Lameiro, labrador, que más tarde lograría escaparse a América; el papel atribuido a Francisco Rodríguez Fariñas ‘Paquito’, funcionario del ayuntamiento y segundo jefe de Falange Española en la zona, y a su hermano, Luis Rodríguez, alcalde, sucesor de su padre, ‘Pepe dos Líos’; o la acción previa de los “jefes políticos efectivos” de A Veiga desde mucho antes del 36,  a saber, don Tiberio de Corzos; don Rómulo Carracedo, el médico de Meda; y don Marcelino Prada, el médico de A Veiga… son episodios terribles, que han escrito una página negra en la historia de este pueblo hasta convertirlo en “fanático y maldito”, como lo calificó entonces el autor de las memorias.

Todos estos personajes, cuyos nombres siguen aún muy vivos en la memoria de A Veiga, protagonizaron unos episodios difíciles de olvidar y muy complicados de analizar, que Ortega Prada describe sin pasión. Muerte y luchas entre vecinos, entre clanes, entre hermanos, entre padres e hijos, entre familias, entre pueblos… desde luego, algo bastante desmedido para un municipio como  A Veiga y, en todo caso, delicado de reproducir y de asumir.

El autor de las memorias, Alfonso José Agustín Ortega Prada, vecino de Xares, pero nacido en 1902 en San justo de Sanabria (Zamora), hombre “instruido y culto”, se asentó con su familia en Xares tras varios traslados por distintos lugares. Su abuela paterna, Teresa Pérez Fernández,  era de Alberguería y quizás eso influyó en la decisión de quedarse en este municipio. Su padre José era de A Mezquita y trabajaba como practicante; su madre, Resurrección, era de Sampil de Sanabria. Alfonso, primogénito de cinco hermanos, estudió en As Ermitas y en el seminario de Astorga, donde trabó verdadera amistad con el que sería uno de sus amigos más decisivos: Clemente Vidal Fernández Lorenzo, el famoso Vidal de Corzos. Los dos iban para curas y acabaron justo en el lado opuesto. Los dos estaban ‘estudiados’, eran de familias acomodadas y congeniaban en el apartado ideológico. Como se verá, sus muertes, sin embargo, fueron muy diferentes y tuvieron distinto eco. Alfonso se casó en 1926 con Generosa Lorenzo Escuredo, de Requeixo, “que viviría un calvario paralelo al de su marido”. El autor trabajó, primero, como  representante de licores para acabar después metido de lleno en la impetuosa política local desde el puesto de secretario de la Sociedad Agraria de Xares, una entidad asociativa, pionera en la zona, creada en 1931, de “excepcional actividad en la vida local”, muy vinculada a la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra, integrada en la UGT. Tras los sucesos de julio y durante meses, permaneció huido en los montes de Xares y en la Serra do Eixe, tal y como narra en su relato. Pero  siempre logró burlar el cerco de quienes le buscaban.

Alfonso Ortega lanza desde el principio una afirmación rotunda, que es clave en los hechos posteriores: “A veiga vivía desde tiempo inmemorial sometida servilmente al despotismo de tres o cuatro familias en cuyas manos estaban, además del dinero y la fortuna, la administración municipal, la justicia y la beneficencia. Muerto don Tiberio de Corzos [padre de Vidal y uno de los hombres más ricos del municipio, sino el que más] quedaron como jefes políticos don Rómulo de Meda, don Marcelino de A Veiga y el tristemente célebre Pepe dos Líos”, dice el escritor.

Y así empieza la desgarrada historia de aquellos días de julio de 1936, que es también la historia de Xares, “el único pueblo [del municipio] que por entonces contaba con verdadero espíritu republicano y con algunas personas capacitadas que podrían levantar una oposición eficaz contra el caciquismo imperante”, según el cronista; y del de Corzos, cuna de los principales izquierdistas del municipio y pueblo del líder de todos ellos, Vidal, cuyos estudios y posición heredada de su padre, don Tiberio (rico, influyente, temido y respetado), le situaba por encima de sus convecinos. Estos dos pueblos tuvieron un protagonismo destacado en los sucesos anteriores y posteriores al 18 de julio del 36. Pero no fueron los únicos.

En Xares, se refugiaron los izquierdistas Vidal, Ortega, Benigno Lameiro, los hermanos Florencio y José Félix y muchos otros la madrugada del 25 de julio, tras la famosa tragantona del toural de A Veiga (contada después miles de  veces), tras ser acosados por “treinta guardias civiles y algunos falangistas llegados desde Viana”. “No tenemos fusiles, pero tenemos hoces y guadañas… todos debemos morir antes que dejarles entrar en el pueblo”, gritaba, al parecer, Francisco Sanjuán, el “traidor y pérfido” ex secretario de la Sociedad Agraria de Xares. Finalmente, huyeron al monte antes de que, el 30 de julio, “unos 200 hombres bien armados (entre ellos, médicos, maestros, abogados, comerciantes, curas… no sólo del municipio, sino también de Viana y O Barco)”… tomasen Xares y destrozasen y quemasen las casas y propiedades de los escapados.

Y en Corzos, Camilo Palmeiro Fernández, maestro del pueblo, natural de Alberguería, fue detenido en la casa de la hermana de Vidal, donde residía, la madrugada del 12 de agosto y llevado a A Veiga donde el entonces alguacil del juzgado, Domitilo, sentenció: “Éste es un comunista muy grande y hay que quitarle de en medio”. Según el autor, Palmeiro fue conducido al castillo de Viana y torturado. Al día siguiente, un camión le llevó hasta el Puente Bibei, junto a otras treinta personas. Allí “les pusieron en fila sobre la barandilla del puente y tras varias descargas de fusilería, sus cuerpos se despeñaron sobre el río”. También explica el editor a pie de página que el de Alberguería fue, junto a otros maestros como Roberto Panero o Raimundo Rubio, uno de los primeros en difundir por el ayuntamiento de A Veiga las ideas republicanas y laicistas.

El 24 de noviembre de 1936 Vidal fue capturado en los montes de Seoane en compañía de otros escapados como Fortunato Vega Rodríguez, Manuel González Yebra o Amable Vidal Martínez, que la guardia civil abatió allí mismo. “A Vidal lo remataron de tres tiros a cien metros del pueblo de A Veiga y murió gritando vivas al comunismo”, dice el autor.

Ortega Prada murió ocho años después, el 3 de enero de 1944, cerca de Brañuelas (Ponferrada) en el accidente ferroviario del tren correo 421, que hacía el recorrido Madrid-A Coruña. El tren chocó con una locomotora en el túnel número 20. “Fue el accidente ferroviario más grave de las historia de España”, recuerda el editor: Renfe admitió 78 muertos y 75 heridos. La mayoría de los cuerpos calcinados no pudieron ser identificados. Entre ellos, el de Alfonso Ortega Prada.

 

COMENTARIO-------

Los episodios recogidos en este libro coinciden con lo contado y oído tantas veces a nuestros abuelos, antepasados y personas mayores aún vivas. Pero el observador echa en falta la versión de otros protagonistas, de uno y otro bando. Porque la exégesis de Alfonso Ortega es tan interesante como parcial. Tampoco ayudan las pinceladas y las explicaciones que incluye la editora, la Fundación Luis Tilve (entidad creada para ‘fomentar el conocimiento y la difusión de la cultura sindical, en especial de la UGT’) en las primeras páginas del libro: son igualmente interesadas y en algunos casos se basan en cábalas y especulaciones.

En todo caso, éste es un documento vibrante, que debe ser tomado como lo que es: el recuerdo de un personaje alojado en uno de los dos bandos. Su versión de los hechos es, por lo tanto, subjetiva y está colmada de prejuicios y personalismos de todo tipo. Es cierto que los grandes protagonistas  que cita, tanto de la derecha como de la izquierda, trataron de imponer sus propias y personales recetas desde su condición de pudientes, de personas mucho más cultivadas y formadas que sus administrados, que no eran más que labradores. Hay que subrayar que el poder es un objetivo lícito cuando los métodos empleados para conseguirlo también lo son. Y tampoco conviene olvidar que los relatos más conmovedores de la contienda civil corresponden a los perdedores por su condición de huidos, ‘escapados’, perseguidos. Los vencedores, instalados en la ‘normalidad’ que impusieron, poco tienen que referir de extraordinario. Con sus excepciones, claro.

La sugerencia genérica de los historiadores en el sentido de que no hay que tener miedo ni recelo a conocer estos episodios, ni el papel de sus protagonistas, ni tantos detalles como sea  posible, parece oportuna. Porque es cierto que conocerlos ayudará a impedir que se repitan.

 

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Libro: Alfonso Ortega Prada. Memorias.

 

El libro lleva por título:

ALFONSO ORTEGA PRADA.

Memorias de un socialista perseguido por el fascismo.

A Veiga (Ourense) 1936-1937.

Lo publica Fundación Luis Tilve

La edición, introducción y notas están realizadas por Pilar Ortega González y Fco. Xavier Redondo Abal.

En este link podeis hacer los pedidos http://www.fundacionluistilve.com/

 

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